Un post sobre el tacto me ha llevado a escribir esto.
Tenía un anillo de oro. Me gustaba tocarlo y darle vueltas.
"Me das el anillo o te mato aquí mismo". Asunto simple. Eran dos zagaletones y el instinto me aconsejó no enfrentarlos.
Ahora ando con un anillo Atlante. Pero no es lo mismo.
Supongo que tendré que acostumbrarme a ese vacío en el dedo anular derecho. Al fin y al cabo un sociólogo dijo que somos animales de costumbres.