Regreso a la ciudad hostil donde vivo en el vuelo 664. Si no fuese por dos estornudos seguidos que tuve no me hubiese acordado del Papa San Gregorio III.
En el año 740 a raíz de una epidemia de estornudos, la iglesia siempre tan sabia, decidió iniciar una campaña de sanidad. Gregorio emitió un decreto que ante todo "aaachhís", se debía decir un: "Que Dios lo ayude". Una alternativa ante la falta de médicos, pero que el pueblo, también a veces sabio, y no convencido mucho del efecto del decreto, decidió cambiar la frase por un simple "salud".
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* A estas alturas debería ya haber conseguido el camino.
* Sigo en la niebla y jalando universos.
* Debo acentuar más la filosofía del no - apego, tanto en el placer como en el dolor. Tanto en el bien como en el mal.