He dicho ¡largo! ¡Fuera de aquì! ¡Que se vaya! No continúe. Que no siga. Vamos, detengase. ¡Váyase! ¡No pase! No pise este blog.
¿Es que no entiende? ¡No moleste! ¡No entre! ¡Lejos...!
¿Acaso estoy escribiendo en ruso? Regrese por donde vino.
¿Pero es usted sadomasoquista? ¡Salga de la pàgina!
Si se preguntan si internet tiene final la respuesta es si.
El w3C, los encargados de hacer todo esto de internet, decìan que la Red era ad infinitum
El asunto es que sí existe el ultimo link. La última página. La idea no es mía, vino de El Libro de todas las cosas. Ya que la curiosidad se lo està carcomiendo, pase pues, y vaya al último link de los links. El fin de los fines.
Cuando tenía quince años me llegó un libro titulado "El Retorno de los Brujos" -Bergier y Pauwles-. Días después me prestaron El Tercer Ojo y más tarde "El Lobo Estepario" de Hesse. Estas primeras lecturas marcaron mi vida hacia una simpatía por lo esotérico y el pensamiento oriental. Pero El Lobo Estepario es único en su especie. Diría que de lectura obligatoria para toda persona entre 16 y 23 años. Es un libro trampa. De esos que después que se leen la gente no vuelve a ser la misma.
Seguro que no.
Es definitiva es un libro terrible, terrible porque inicia cambios radicales. Cuando usted termina, los dioses han escogido otra víctima.
Me he quitado las dos orejas de tajo. De raíz. Y se las he mandado (con todo y monísimos piercing) a dos preciosidades. A dos linduras, ellas.
Pero me las han devuelto (sin los piercing) vía Federal Express. Y me han acusado de monstruo, de desadaptado, de...de que sé yo.
Bien, os dejo ahora. Voy a la ferretería a comprar un poco de pega-todo. Y es que no me veo muy bien.